jueves, 22 de diciembre de 2016

¡Asco de móvil!

Anoche jugábamos en el Face de Sonia a recordar palabras y expresiones que, al menos por acá por el Sur, usábamos con mucha asiduidad en los ochenta.
Fue creciendo el estímulo y me comprometí a escribir un poema con todas esas palabras.¡ASCO DE MÓVIL!

En el umbral del tiempo
todo era caverna y pedernal.
Con mis dedos mojados
en los barros más próximos
-todavía temblón y en tenguerengue-
ese homo encorvado que yo era,
de pronto se descubre pinturero.

¡Mira el nota!
En pleno desafío al almanaque
con su tapijo de oso más que descuajaringao
se lanza palabrero al canturreo
y desde su zaguán
se encomienda enterito a la utopía.
Bien pronto ha comprendido
que lo único execrable,
mequetrefe y casquivano (ausente el sexo)
es no seguir la alegre carrañaca que lo asiste.

Y me renazco así, en primera persona, un nuevo homo
bien embravuconao con el ágape aguardiente
y todo el whiskicheli de la whiskera,
me asomo al menesté de la alcancía
que se ofrece salud y lavativa
para curarme toda la irritación de la ensartá
de la regla del mes de las sangres antiguas.

Exigente en mis creencias,
me ofrezco al aquelarre,
-porque todo lo quiero nique y pulcro-
y acudo hasta la llama del quinqué
de este rito iniciático del fuego de mis meigas.
No hay cisco ni picón ni escupidera
que me aparten del nuevo menesté
ni del machista oprobio al rododendro.

Una nueva persona: Harta, desesperada,
despendolá y con el ánimo resquebrajao
ha encontrado el secreto en el grimorio
que le ofrece las nuevas aleluyas
de fiambreras sin sapos y fresqueras
en dónde conservar todo el enguapi.

Llegué a la conclusión y es contundente:
Me vuelvo a la caverna y pedernal
después de este viaje ¿hacia el progreso?
Y me llevo el picú por si hay guateques.
El ruido de los móviles, con tanto WhatsApp,
no me deja dormir a lo pinfloi.

El sol tan lejos


Fiebre