23 de Abril de 2013. Día mundial del libro.
Y mis cuentas no cuadraban.
Tras de
las multiplicaciones, sumas y restas, el resultado final: números rojos.
Tan rojos como el
color de mi sangre. Como el color dela sangre de los inocentes.
Los banqueros, tras el
humo de sus pestosos puros, fueron inflexibles.
Llegaron los uniformes, con sus grilletes, a desahuciarme las
manos.
Se las llevaron.
Precisamente hoy, día mundial del libro.
Día en que iba a escribir MI libro.
Me quedé como pájaro sin pico,
como flauta sin viento,
como
boca sin lengua,
como flor sin sus pétalos…
¿Qué hacer? ¿Cómo escribir MI
libro, sin manos?
Soplé,
y soplé, y sople, sobre el abecedario de mis ilusiones. Y las letras empezaron a
volar.
A volar y a caer sobre el escenario del
teatro.
Sobre la letra ele, en vertical, cayó
la i latina, la del puntito.
Sobre ella la be del
beso.
Más arriba, con toda mi rabia, se posó
la ere.
Parecíame que se estaba
engendrando el tronco de un árbol o el tallo de una flor, cuando perezosas y
lentas otras dos vocales, en forma de uve, les cayeron encima: la o y la e,
dándole sentido en lectura ascendente.
O
E
R
B
I
L
Entendí el mensaje: El
LIBRO ya es LIBRE.
Y volvía soplar, con muchas
más ganas, con muchas más fuerzas, muchísimas veces.
Cayeron palabras, se formaron versos, se formaron frases, se
escribieron páginas y terminé el libro.
Mis manos ausentes no me hacían falta,
tan solo mis ansias,
tan solo mis ganas,
tan solo mis fuerzas,
formaron Mi
libro
todas sus palabras.
Con él y con vosotros celebro, hoy
23 de abril, el día mundial del libro.
Ahora,
cansado
lo cierro y me entrego
de nuevo a los sueños.
Abnorojuan, 23 de abril
de 2013.
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