domingo, 29 de octubre de 2017

Y tras el apareo más luciérnagas


Perdóname


Me he acercado a las aguas de tu mar


En mis silencios


Despega el vuelo


Dos agapornis, sí, inseparables




Versar liberaciones con las músicas


Mejor mirar al mar, nunca se para


La sombra del recuerdo


Este cielo de manos y miradas


Demasiados borrones



Veintiocho de octubre del diecisiete


miércoles, 4 de octubre de 2017

viernes, 25 de agosto de 2017

Días de PEnSIMISMO



DÍAS DE “PEnSIMISMO”


Con mis dedos de plomo
lanzo las ansias de mi red llenas de hambre
sobre fetiches olvidados por el bostezo.
Para arrancar mis motores del letargo
necesito desayunarme todos los peces.


El episteme traicionado,
-¡quién me lo iba a decir!-
me enseña sus goteras
perdidas entre el laberinto de la conclusión,
el valor del contra recíproco
y la reducción al absurdo.
Su catarsis, catapulta de blasfemias lastimadas,
me redime de las zarpas del ábaco de la fealdad
y me devuelve a la necesidad de hurgar
en la cintura del Imperio del arte, mi único consuelo.


Los falsos itinerarios del destino
le han robado su carne a la belleza
al intentar unir los opuestos.
Menuda paradoja: al dejar sus huesos visibles,
algunos prototipos que parecían ganar terreno
se muestran paralíticos.


Obesos estómagos de fuego
comen ideas, devoran logros, anestesian pulsiones
como si se tratase de auténticas máquinas tragaperras.
¡Vaya desastre!
La diversión de los minutos se fuma cada vez menos,
se le ha perdido el respeto a la caricia,
y entre el suelo y el techo
han dejado poco sitio para el goce.
Cada vez hay más gafas de sol embarazadas
y menos luces desnudas.


Tendré que cambiar de playa.
Si no puedo soltar mis ojos de sus trampas
ni calzarme la imaginación en los bolsillos,
prefiero volver a mi cordón umbilical
a hibernar con mis poemas
hasta que el mundo, nuevamente,
apueste por lo onírico.

 

AboroJuan, agosto de 2015

Desvariaciones


 

 

DESVARIACIONES

Me acabo de soñar tuerto mulero
veneno de escorpión, pico de loro
reptil de largas patas sin tesoro
alambre entre la pelvis del lucero.

En mi asfalto alabastro pistolero
de azufre mi metal cuerno de toro
de litio radiactivo ojo de oro,
cliente de mi dueño cangrejero.

Me visto con espantos de la calle
aullidos estrellados contra el cielo
cánticos de energúmenos del valle.

El burka se ha aliado con el velo
la capa y la sotana el mismo talle
mi cordura serpiente anida el suelo.

Sírvate de consuelo:
mis delirios me muerden en mi tumba,
no me leáis o acabaréis tarumba.

AboroJuan, agosto de 2015.