miércoles, 1 de septiembre de 2021

La flor da paso al fruto

Llegó el mes de septiembre, ya se anuncian los ocres y amarillos en la pátina que el paisaje -de nuevo generoso- nos llenará los ojos con otoño. Dará paso el verano a otro ciclo de lumbres y castañas al igual la flor da paso al fruto sin que el pulso le tiemble lo más mínimo.

sábado, 7 de agosto de 2021

El Palmar 2014

AL ZOCAÏRE DEL ESTÍO He llegado mochila, polvo y sudor, al socaire del estío veraniego. Me he instalado, velero y azul, a las playas de El Palmar: esa lengua por donde Vejer de la Frontera besa al atlántico y a él se entrega. Han pasado los soles y las lluvias de todo un año y la alfombra -siempre a la intemperie- no se ha desteñido. La arena sigue luciendo sus cabellos rubios, sus lunares de agua, sus enaguas de saladas espumas, y a la vieja torre, a ella sí, le cuento una arruga de más. En el patio de Gertrudis se ha librado la batalla de la añada. Una revolución de vivos colores han derramado sus sangres. Tras el armisticio, el blanco cal y el verde clorofila -auténticos vencedores del idilio- han creído en el sabor del perdón. Generosos, les agrada que los amarillos vistan calabazas, los rojos al geranio y a la adelfa; los malvas, lilas y violetas (según tamaño) se han dormido sobre tiestos y macetones. Buganvillas y parterres, más poéticos, adaptados a la nueva vida, aceptaron los oros, las lunas, los barros, las sales, los troncos y las aguas. Celosos guardianes de la arena del castillo, guarecidos en las garitas del reencuentro, todos ellos advierten de mi llegada a la parra y al jazmín, tan saludables. Al unísono, con sus fonos verdes, me gritan sus bienvenidas. En las difuminadas estelas de los brazos del estío, tras brindar con los pliegues del salitre y posar un beso en la frente del viento, tomo conciencia de que el mar, la mar, lo mar y yo nunca nos hemos separado. Aunque los inviernos tengan los brazos tan largos. Aborojuan, 1 de agosto del año busilis de 2014.